Por Carlos Disandro
La palabra
sinarquía es la palabra griega que está construida a semejanza de las magnas
palabras con que los filósofos griegos designaban los regímenes políticos,
monarquía, diarquía, tetrarquía.
Pero la
palabra sinarquía tiene el poder de indicar en su prefijo sin, la totalidad de
sus posibilidades. Sinarquía en efecto se descompone en Sin y Arquía, como
sin-taxis.
Sugiere el
movimiento convergente de la totalidad; arquía es el término que indica la
noción de poder en tanto que es un principio que lo establece en su raíz,
porque arquía deriva de otra palabra griega que significa principio( arkhé); de
esta su vez, viene arquía que significa poder en cuanto a principio raigal
concreto, no en el sentido abstracto doctrinal.
A esta
palabra se le agrega el prefijo Sin que en griego significa convergencia, concentración.
Sinarquía
significa, según su contexto etimológico: la convergencia radical en el sentido
de esos principios de poder concreto que hay en el mundo (…).
Esa arkhé
o arquía converge a niveles sucesivos como si ascendiera a la cúspide de la pirámide. La cúspide de la
pirámide es la meta deseada, alcanzable y propuesta del gobierno mundial que
para ejercerse sobre la base o los estratos sucesivos de la pirámide, necesita de los términos
medios.
Estos
términos medios están precisamente en construcción a nivel de la historia
moderna y contemporánea, pero la característica de la segunda mitad del siglo
XX es la de una aceleración de la construcción de la pirámide, es decir, la
convergencia de los poderes sinárquicos tiene en el horizonte del fin del
segundo milenio el gobierno mundial, y por eso, como consecuencia lógica desde
los niveles más cercanos a esa cúspide deseable o alcanzable, se ejercen las
tensiones correspondientes que son destructivas-constructivas. Por eso he
hablado de que en el mundo moderno, los conflictos son una forma de gobierno.
El proceso
de constitución de la sinarquía tiene sus fases desde la aparición de las
potencias capitalistas en el siglo XVII; esas potencias que derivan del mundo
protestante: Inglaterra y Holanda particularmente, con la ayuda de la Compania
de Jesús (potencia sinárquica del lado católico de la Contra-Reforma)
establecieron según las circunstancias históricas el desglose de los poderes
(por ejemplo: el derrumbe del Imperio español), o la concentración de los
recursos y dominios hacia la meta definitiva de un gobierno mundial.
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