viernes, 5 de agosto de 2016

¿QUÉ ES LA SINARQUÍA? Segunda parte.

Por Carlos Disandro

La palabra sinarquía es la palabra griega que está construida a semejanza de las magnas palabras con que los filósofos griegos designaban los regímenes políticos, monarquía, diarquía, tetrarquía.
Pero la palabra sinarquía tiene el poder de indicar en su prefijo sin, la totalidad de sus posibilidades. Sinarquía en efecto se descompone en Sin y Arquía, como sin-taxis.
Sugiere el movimiento convergente de la totalidad; arquía es el término que indica la noción de poder en tanto que es un principio que lo establece en su raíz, porque arquía deriva de otra palabra griega que significa principio( arkhé); de esta su vez, viene arquía que significa poder en cuanto a principio raigal concreto, no en el sentido abstracto doctrinal.
A esta palabra se le agrega el prefijo Sin que en griego significa convergencia, concentración.
Sinarquía significa, según su contexto etimológico: la convergencia radical en el sentido de esos principios de poder concreto que hay en el mundo (…).
Esa arkhé o arquía converge a niveles sucesivos como si ascendiera  a la cúspide de la pirámide. La cúspide de la pirámide es la meta deseada, alcanzable y propuesta del gobierno mundial que para ejercerse sobre la base o los estratos sucesivos  de la pirámide, necesita de los términos medios.
Estos términos medios están precisamente en construcción a nivel de la historia moderna y contemporánea, pero la característica de la segunda mitad del siglo XX es la de una aceleración de la construcción de la pirámide, es decir, la convergencia de los poderes sinárquicos tiene en el horizonte del fin del segundo milenio el gobierno mundial, y por eso, como consecuencia lógica desde los niveles más cercanos a esa cúspide deseable o alcanzable, se ejercen las tensiones correspondientes que son destructivas-constructivas. Por eso he hablado de que en el mundo moderno, los conflictos son una forma de gobierno.

El proceso de constitución de la sinarquía tiene sus fases desde la aparición de las potencias capitalistas en el siglo XVII; esas potencias que derivan del mundo protestante: Inglaterra y Holanda particularmente, con la ayuda de la Compania de Jesús (potencia sinárquica del lado católico de la Contra-Reforma) establecieron según las circunstancias históricas el desglose de los poderes (por ejemplo: el derrumbe del Imperio español), o la concentración de los recursos y dominios hacia la meta definitiva de un gobierno mundial.





 

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